PIB con cambios demográficos ¿tiene sentido?
3-8-2015
En el análisis de los datos macro de una economía, el Producto Interior Bruto (PIB), tiene una importancia superlativa. El PIB, definido como el valor monetario de la totalidad de bienes y servicios producidos en un año por una economía, se emplea con frecuencia como un indicador del nivel de bienestar de sus ciudadanos. Sin embargo, cuando se producen cambios demográficos esta medida puede llegar a cuestionarse.
Supongamos, para simplificar, un país “A”, que en el “año 0” dispone de un PIB de 1.000.000 euros y tan solo de 50 habitantes. Si transcurridos doce meses, nos situamos en el “año 1” y esta economía presentase un Producto Interior Bruto de 1.100.000 euros y siguiese manteniendo sus 50 habitantes, es fácil comprender, que la cifra de PIB, está reflejando que el valor monetario de la producción de bienes y servicios del país “A”, se ha incrementado. El país ha mejorado (se ha producido un enriquecimiento). Esto es debido a que la producción ha aumentado sin producirse un cambio en el número de habitantes. En definitiva, un mismo número de personas han contribuido con su esfuerzo a producir una cantidad mayor de bienes y servicios.
Dado que el PIB es la producción de cada ciudadano multiplicada por el número de personas, su magnitud variará cuando lo haga la cantidad producida por persona y también cuando cambie el número de personas.
En nuestro ejemplo, pasar de 1.000.000 a 1.100.000 euros de PIB con los mismos habitantes (50) supone afirmar que la producción de cada persona se ha incrementado desde 20.000 a 22.000 euros.
¿Podríamos haber alcanzado los 1.100.000 euros de PIB manteniendo la producción de cada persona? Por supuesto, pero esto nos habría obligado a pasar de 50 habitantes a 55.
¿Qué sucede entonces cuando la población varía? ¿Sigue siendo el PIB un indicador válido? Tradicionalmente, se piensa que si el PIB sube las cosas van bien y si baja se ha producido un empeoramiento.
En nuestro ejemplo anterior, el PIB, se ha incrementado en 100.000 euros. Sin realizar más análisis, se podría concluir que la economía del país “A” ha mejorado. Sin embargo, las circunstancias son muy diferentes bajo las dos hipótesis:
-en la primera (obtener 1.100.000 euros de PIB con 50 habitantes y una producción de 22.000 euros por habitante) supone tener un PIB per cápita de 22.000 euros.
-en la segunda (obtener 1.100.000 euros de PIB con 55 habitantes y una producción de 20.000 euros por habitante) supone en cambio tener un PIB per cápita de 20.000 euros.
Aunque en ambos supuestos el PIB del país “A” asciende a 1.100.000 euros incrementándose en 100.000 euros respecto al año anterior, el PIB per cápita es superior en 2.000 euros en el primer caso lo que parece indicar que el nivel de bienestar de la población es mayor bajo la primera hipótesis.
El PIB, puede por tanto, considerarse una buena medida del éxito económico de una economía cuando apenas se producen cambios demográficos. Sin embargo, cuando existen incrementos/descensos acusados en el número de habitantes, se pierde la perspectiva siendo el PIB per cápita un termómetro mucho más real.
Andrés Lago.
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